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Vea a Jonás Desmayar (Parte 7)

Vea a Jonás Desmayar (Parte 7)

Árbitro: Jonah 4:1–11

En esta parte final del libro de Jonás, descubre cómo el profeta reacciona ante el inesperado arrepentimiento de la gran ciudad de Nínive. A través de la perspectiva mal enfocada, las prioridades equivocadas y las pasiones mal ubicadas de Jonás, se revela un mensaje poderoso sobre la misericordia divina y la necesidad de una perspectiva más amplia. ¡Acompáñanos en esta reflexión sobre el poder de la redención y la compasión de Dios!"

Transcripción

Vea a Jonás Desmayar

El Profeta Pródigo, Parte 7

Jonás 4:1-11

 

Introducción

Después de haber estudiado el libro de Jonás junto a usted, estoy mas que convencido que a Jonás le hubiera gustado terminar la historia en el capítulo   3. De hecho, si el libro de Jonás terminara en el capitulo 3, él hubiera aparecido como el héroe de la historia, honrado hasta el día de hoy como el profeta y evangelista mas grande de todos los tiempos.

En cuarenta días de predicación, una nación entera se arrepintió y siguió a Dios. Y esta no era una nación cualquiera –estamos hablando de los temidos Ninivitas, cuya crueldad e idolatría eran conocidas en todo el mundo. Todos se habrían asombrado con las noticias; porque, créalo o no, desde el ciudadano más común hasta el mismísimo rey, todos se arrepintieron y se aferraron a la misericordia de Dios.

¡Esto fue algo maravilloso! Si Jonás hubiera vivido en nuestra época y una nación se hubiera convertido de esa manera:

  • Hubiera salido en la portada de los diarios;
  • A Jonás le habrían pedido todo tipo de consejos – en todo tipo de temas ministeriales;
  • Evangelistas y pastores estarían pagando lo que fuera por predicar el bosquejo de su mensaje;
  • Hasta los medios seculares hubieran entrevistado a Jonás por haber cambiado toda una cultura a través de la predicación de la Palabra de Dios – la cual es, a todo esto, el método divino para influenciar y redimir a cualquier cultura;
  • Habrían reuniones de avivamiento por todo el mundo, siguiendo los mismos métodos. Iglesias pondrían letreros invitando a sus reuniones diciendo “Avivamiento como el de Nínive- esta semana.”
  • Se publicarían libros con títulos como: “Cómo predicar como Jonás”; “Estrategias  para alcanzar a los inalcanzables” o “Como ganar para Cristo una ciudad entera en 40 días o menos”, y desde luego estos libros se venderían como pan caliente mientras que Jonás iba de ciudad en ciudad dando conferencias en cuanto a cómo plantar iglesias en antiguos templos paganos.

Si esto hubiera sucedido en la actualidad:

  • Jonás sería invitado a programas de radio y televisión para hablar acerca de los detalles detrás de su historia de éxito;
  • Aparecerían artículos enteros acerca de la reunión de Jonás con el rey de Nínive y las cenas de gala con la alta sociedad asiria.
  • Sin duda, votarían a Jonás como el hombre del año por la revista Time y recibiría el premio Nobel de la paz;
  • Las avenidas mas importantes de Samaria llevarían su nombre;
  • El pueblo natal de Jonás se llenaría de turistas;
  • Negocios venderían todo tipo de suvenires incluyendo trajes de baño con la cara de Jonás y pequeñas ballenas de plástico tragándose a Jonás.
  • Se erigirían dos estatuas de Jonás en Jope. Una con una placa de bronce con la leyenda “Aquí se subió Jonás a la embarcación.” Y la otra diría: “Este es el lugar donde Jonás fue vomitado por el pez.”
  • Las librerías cristianas tendrían imágenes de Jonás de tamaño real para que la gente se pudiera sacar fotos junto al gran profeta.

¡Piense en todas las posibilidades!

Sin embargo, afortunadamente, ningunas de estas cosas sucedieron, ni van a suceder en la vida de Jonás, ya que falta un capitulo más en este libro.

Puede que, según el profeta Jonás, este libro tenga un capitulo de más. Pero, es típico de Dios el registrar el toda la historia – especialmente la parte que protege a Jonás de transformarse en una celebridad. A través de este capítulo, Dios va a mantener a Jonás en la categoría de un vaso de barro que El usó para su gloria –y no para la gloria de Jonás.

La verdad es que la iglesia, en la actualidad, tiende a convertir santos en superestrellas. Tenemos demasiadas celebridades y pocos vasos de barro.

Por esta razón pienso que el último capítulo de este libro es el más importante de todos. Es el más necesario, porque Dios va a hacer algunas preguntas muy interesantes que cada uno de nosotros debe responder en privado.

En este capitulo Jonás va a recibir tres preguntas de parte de Dios:

  • La primera pregunta tiene que ver con su perspectiva;
  • La segunda con sus prioridades;
  • La tercera esta relacionada a sus pasiones.

La Perspectiva Mal Enfocada de Jonás

Comencemos leyendo Jonás 3:10 al 4:1.

“Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.”

Si usted nunca había leído antes la biografía de Jonás, seguramente su reacción lo va a sorprender.

¿Se imagina a alguien predicando por 40 días y viendo que todos se convierten, y después se enoja? Jonás se va a casa enojado pensando “No puede ser, ¡Se salvaron todos! ¡Ah! Nunca he estado tan disgustado en toda mi vida”

Obvio que uno no se lo puede imaginar. Uno esperaría que Jonás estallara de felicidad alabando a Dios por lo que ha sucedido, diciendo: “Gloria a Dios, se salvaron todos.”

Sin embargo, esto es justamente lo que hizo que Jonás huyera de Dios en primera instancia.

Veamos mejor la explicación que Jonás mismo da en el versículo 2. Allí leemos:

“Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.”

En otras palabras, Jonás se había rehusado a ir a Nínive, en primer lugar, no por temor a que no lo escucharan, sino porque temía que todos escucharían el mensaje.

Jonás odiaba a los Ninivitas tanto como los Ninivitas odiaban a los judíos. Ellos eran los enemigos de su pueblo.

Jonás es un patriota –un defensor de Israel y de la creencia judía de que Jehová solo les pertenecía a ellos.[i]

Estoy de acuerdo con el pastor Warren Wiersbe, que escribió: “Los amigos judíos de Jonás, en su pueblo natal, querían ver a todos los Asirios muertos, no solo a los habitantes de Nínive. Cuando los amigos de Jonás se enteraron que Dios salvo a Nínive de su ira por medio de la predicación de Jonás, seguramente lo habrían considerado un traidor.”[ii]

No es de maravillarse, entonces, que Jonás ore, en el versículo 3, diciendo:

“Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.”

Si puede imaginarlo, Jonás prefiere morir antes de no poder salirse con la suya.

Un autor dijo lo siguiente al respecto: “Jonás oro su mejor oración en el peor lugar: el estomago del pez; y oro su peor oración en el mejor lugar: durante el avivamiento de Nínive. Su primera oración salió de un corazón quebrantado, la última, de un corazón enojado.”[iii]

Entonces, Dios le hace una pregunta a Jonás y nos permite escucharla – versículo 4:

“¿Haces tú bien en enojarte tanto?”

Esta es una pregunta en cuanto a su perspectiva.

“Jonás, estamos presenciando el mismo avivamiento. Yo estoy alegre y las huestes celestiales se regocijan, pero tu te enojas mas y mas con el correr del tiempo.”

Jesucristo miró a la ciudad de Jerusalén, en Lucas 19:41, y lloró. Pablo caminó por Atenas, adonde las calles estaban llenas de estatuas de dioses y se alarmó y preocupó por las almas de esa ciudad (Hechos 17:16). Jonás mira a la ciudad de Nínive y se enoja porque Dios le mostró misericordia.

Dios prácticamente dice: “Escucha, Jonás, estamos mirando en la misma situación pero tenemos dos perspectivas distintas. ¿Cuál te parece que es razonable?

¿Notó toda la teología que Jonás demostró saber en el versículo 2? Él dijo: “Señor, se mucho acerca de ti. Se que eres un Dios compasivo, lleno de gracia, tardo para la ira, clemente y piadoso.”

Sin embargo, eso no afectó la perspectiva de Jonás.

Esto ciertamente no afecto sus emociones. Jonás no quería que la verdad controlara su vida.[iv]

Jonás podía explicar la verdad; pero no quería vivirla.

Se imagina que alguien acepta a Cristo y luego usted dice en su mente: “Oh, no, espero que no sea genuino. Ojalá que haya sido solo la emoción del momento… y ya se le va a pasar.”

Esto es exactamente lo que Jonás hace, fíjese en el versículo 5,

“Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.”

¿Acaso no había lugar adonde quedarse en la ciudad de Nínive? Claro que si –el mismísimo palacio real hubiera sido una muy buena opción, creo yo.[v]

Sin embargo, Jonás no se quedó cerca de los Ninivitas –ni siquiera con los que él sabia que se habían convertido. No eran su tipo de gente.

Obviamente, esto no solo tenía que ver con sus prejuicios- tenemos que tener en cuenta que Jonás pensaba también en su propia protección.

Es decir, él se alejo lo suficiente de la ciudad, cosa que, cuando cayera el fuego de Dios del cielo, nada le pasara a él.

La palabra que Jonás usa para advertir a los Ninivitas en el capítulo 3, versículo 4, traducida como ‘destruida’ es la misma palabra que se usó para describir la destrucción de Sodoma y Gomorra – con fuego y azufre. Jonás se asegura entonces de estar lo más lejos posible para estar a salvo.

Y hay mas; Jonás está esperando que Dios destruya la ciudad – él cuenta con eso. Él espera que la gente no haya creído de verdad y vuelva a su vida de pecado.

Para este punto esperaría que Dios enviara fuego del cielo… pero directamente donde Jonás está sentado.

Él espera que los Ninivitas vuelvan a su idolatría y que, en el día 41, el juicio prometido por Dios caiga sobre la ciudad transformándola en cenizas.

Ahora, fíjese en la próxima pregunta que Dios le hace a Jonás, que en este momento está actuando como el hermano mayor del hijo prodigo, que se enojó cuando su hermano regresó a casa y disfrutó de la misericordia del padre.

Note lo que dice Jonás 4:6,

“Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.”

Esta es la primera vez en todo el libro en que Jonás está contento por algo.[vi]

Sin embargo, note la manera en que Dios esta preparando el escenario, en el versículo 7,

“Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.”

Este gusano atacó la planta por órdenes divinas.

Es interesante ver cómo es que todo en este libro obedece a Dios… excepto Jonás. Todo responde a la orden de Dios – la tormenta, el gran pez tragando y luego vomitando a Jonás, la planta, este gusano – y no olvidemos a los ninivitas e incluso el viento.

Note que la misma palabra “preparó” aparece nuevamente en el versículo 8.

“Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano…”

Este viento es literalmente un “siroco”, que es una tormenta desértica muy calurosa que puede durar días.

Siguiendo con los versículos 8 y 9 leemos:

“y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.”

La primera pregunta de Dios dejó expuesta la perspectiva mal enfocada que Jonás tenia. Ahora, veamos la segunda pregunta que Dios le hace.

La Prioridad Equivocada de Jonás

La segunda pregunta que Dios le hace en el versículo 9, deja expuesta la prioridad equivocada de Jonás.

¿Tanto te enojas por la calabacera?”

Francamente, uno puede probar cuales son sus prioridades de manera muy sencilla – pregúntese: ¿Qué cosas me entusiasman y que cosas me enojan?

¿Qué cosas me motivan y que cosas me desaniman?”

Los problemas en la vida de Jonás fueron el resultado de su propio enojo egoísta. El podría haber estado en el palacio real, fresco, lejos del sol y del polvo, bebiendo un dulce refresco asirio. Pero no, la actitud de Jonás fue: “Quiero que los Ninivitas desaparezcan de la faz de la tierra.”

Jonás predicó el mensaje de Dios y condujo a una nación al avivamiento, pero la realidad es que él mismo necesitaba un avivamiento.

Jonás pasó del enojo, en el versículo 1, a la felicidad en el versículo 6.

Jonás estaba enojado por la conversión de los pecadores y contento por el crecimiento de una planta.[vii]

Este era un problema de prioridades.

Querido oyente, lo que nos pone felices y lo que nos enfada revela más acerca de nuestras prioridades de lo que nos gustaría saber.

Usted puede decir: “No puedo creer que Jonás se enojó mas por la condición de una planta que por la condición de la gente.”

Pues así fue.

¡Pero nosotros no somos así! ¿O si?

Pregúntele a alguien cuanto tiempo y dinero dedica en sus pasatiempos en comparación con el tiempo y dinero que dedica para predicar a los perdidos. Descubra cuanto más tiempo pasa arreglando su nido que ganando almas.

¿Que cosas nos importan? ¿Cuáles son nuestras verdaderas prioridades?

El otro día estaba escuchando una entrevista con un reportero de un diario de Washington. El decía que es obvio, por lo que dicen las encuestas, que incluso los que se oponen al aborto, terminan votando por un candidato que apoya el aborto aún hasta el momento de nacer. ¿A que se debe esto? El hombre dijo, de una manera que me produce escalofríos, “hasta los que se preocupan por el aborto evidentemente no les interesa tanto como su situación económica.”

Jonás estaba más preocupado por su bienestar que por la vida de los Ninivitas. El encajaría bastante bien en nuestra cultura actual.

Ahora, leamos los versículos 10 y 11.

“Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?”

La primera pregunta tenia que ver con una perspectiva mal desenfocada. La segunda, con una prioridad equivocada. Ahora vamos a ver cual es la última pregunta.

La Pasión Mal Ubicada de Jonás

La ultima pregunta, en Jonás 4:11, tiene que ver con la pasión mal ubicada de Jonás.

¿Y no tendré yo piedad de Nínive…?”

En otras palabras, ¿No me compadeceré yo de Nínive? ¿No haría algo por ellos?

Jonás tenia que aprender la diferencia entre lo que perece y lo que es permanente.

Francamente, todo este planeta va a perecer, excepto la gloria de Dios y la vida de las personas.[viii]

Fíjese lo que Dios le dice a Jonás, lo que enfatiza acerca de los Ninivitas en el versículo 11,

“….hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda…”

Algunos eruditos bíblicos dicen que esta es una referencia a niños –personas que no saben la diferencia entre la mano derecha y la izquierda. Es probable –quizás Dios este diciendo que su juicio le quitaría la vida a 120 mil niños.

Por otro lado, yo creo que esta es una referencia a la gente que vive dentro de los muros de la ciudad –o sea, los que viven en la ciudad misma y no en los suburbios, en los que habitaban más de medio millón de personas.

Dios esta diciendo, “Escucha, Jonás, estas personas están terriblemente confundidas en su idolatría. Ellos ni siquiera pueden diferenciar su mano derecha de su izquierda.”

¿Qué quiere decir Dios con esto?

En la Biblia, la mano izquierda generalmente simboliza ceguera espiritual, afrenta y la ruina.

Jesucristo dijo, en Mateo 25:33,

“Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.”

En Marcos 16:19 leemos que Cristo ascendió a la diestra de Dios.

Gálatas 2:9 habla de:

“… dar la diestra en señal de compañerismo…”

En el Salmo 73:23, David se regocijó diciendo:

“…siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.”

La mano derecha representa todo lo que es bueno y efectivo – un lugar de honor; y la mano izquierda representa transigencia moral y juicio venidero.

Dios básicamente le esta diciendo lo siguiente a Jonás: “Estas personas están tan confundidas que no pueden distinguir entre lo bueno y lo malo. No tienen parámetros morales; están vagando sin guía moral, haciendo lo que les parece que tiene sentido y nada mas –están completamente confundidos.

Salomón escribió en Eclesiastés 10:2, El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda.

Un par de siglos antes de Jonás, vemos claramente este mismo tipo de frase.

Entonces: Jonás, ¿No tendré yo compasión de toda esta gente confundida y su ganado?

¿No deberíamos interesarnos en aquellos que están perdidos?

No sabemos cual fue la respuesta de Jonás. A mi me gustaría pensar que tuvo la respuesta adecuada –y que Jonás regreso a Nínive y comenzó a hacer discípulos y a enseñarle la palabra de Dios a los recién convertidos.

Al parecer eso fue lo que ocurrió. De hecho, la zona de Mosul, en Irak, se la conoce como ‘la colina de Jonás’. De hecho en esa ciudad hay creyentes hasta el día de hoy. Y recordemos que esa es una región dominada por el islam.

Conclusión

Ahora, antes de concluir nuestro estudio, necesito hablar de Aquel que es más grande que Jonás.

En Mateo 12:41, nuestro Señor dijo:

“Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí [uno] más que Jonás [está] en este lugar.”

Jesús es mayor que Jonás. Los Ninivitas se arrepintieron con la predicación de Jonás, pero Jerusalén no se arrepintió con la predicación de Jesús, que era mucho más que Jonás.

¿Cómo es Jesús mayor que Jonás? Ambos eran judíos y ambos fueron profetas. Sin embargo:

  • Jonás era solo un hombre; Jesús era 100% Dios y 100% hombre (Juan 1);
  • Jonás predicó el mensaje de juicio; Jesús predicó un mensaje de arrepentimiento y salvación (Juan 3);
  • Jonás casi muere por sus pecados; Jesús murió voluntariamente por los pecados de todo el mundo (1 Juan 2).
  • El ministerio de Jonás fue en una ciudad; el mensaje de Jesucristo es para todo el mundo (Apocalipsis 19).
  • La obediencia de Jonás no fue de corazón; Jesús siempre hizo lo que agradaba al Padre (Juan 8).
  • Jonás no amaba a las personas a las que fue a rescatar; Jesús tuvo compasión por los perdidos y vino a buscarlos y salvarlos (Lucas 19).
  • Jonás esperó fuera de la ciudad, deseando que Dios no perdonara a nadie; Jesucristo fue crucificado fuera de la ciudad, orando al Padre para que perdonara a aquellos que lo odiaban (Lucas 23).[ix]

Jesucristo es mayor que Jonás en millones de otras formas. Eso debe darnos más razón para seguirlo.

Así que este libro termina con unas preguntas importantes para Jonás… preguntas que confrontaron su perspectiva, prioridades y pasión.

Nosotros no podemos responder por Jonás, pero si podemos responder por nosotros mismos. Démosle a Dios la respuesta adecuada; obedezcámosle al igual que el viento, el pez, la planta, y los Ninivitas. Respondamos al mandato de Dios diciendo: “Heme aquí, úsame, moldéame, envíame. No quiero ser como el hijo prodigo, y tampoco quiero ser como su hermano. Señor, permíteme obedecerte como lo hizo el gusano y el pez…  con eso me conformo.”

Ahora, al dejar el diario de este profeta pródigo, vemos que el héroe de esta historia no es Jonás –y jamás lo seremos usted y yo tampoco. No hay necesidad de tener una foto de Jonás o su autógrafo.

El héroe es nuestro misericordioso, compasivo y amoroso Dios. A Él se la gloria y honra por los siglos de los siglos amen.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2008

© Copyright 2008 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] William L. Banks, Jonah: The Reluctant Prophet (Moody Press, 1966), p. 105.

[ii] Warren W. Wiersbe, Be Amazed (Victor Books, 1996), p. 88.

[iii] Ibid., p. 89.

[iv] Howard Hendrix, “Jonah: The Pouting Prophet,” p. 1, http://discipleshiplibrary.com.

[v] James Montgomery Boice, The Minor Prophets (Baker, 1983), p. 308.

[vi] Ibid., p. 308.

[vii] Hendricks, p. 2.

[viii] Hendricks, p. 3.

[ix] Wiersbe, p. 93.

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