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Vea a Jonás Cosechar (Parte 6)

Vea a Jonás Cosechar (Parte 6)

Ref: Jonah 3:4–10

En este sermón basado en Jonás 3:4-10, descubra cómo la confesión verdadera y el arrepentimiento genuino pueden cambiar vidas y traer el perdón divino. Conozca cómo los Ninivitas respondieron a la predicación de Jonás y cómo Dios derramó su gracia sobre ellos, mostrando que nadie está fuera del alcance del perdón y la misericordia divina. Aprenda cómo aplicar estas lecciones a su propia vida y mantener un corazón abierto a la obra de Dios.

Nakala

Vea a Jonás Cosechar

El Profeta Pródigo, Parte 6

Jonás 3:4-10

 

Introducción

Recuerdo una vez haber leído el siguiente titular en el diario de Wall Street. Decía: “La confesión hace su reaparición”. El artículo comenzaba de la siguiente manera: “El pecado nunca queda fuera de moda, pero la confesión está teniendo un avivamiento.” El artículo luego pasa a catalogar distintos eventos que se están popularizando en los que la gente confiesa sus pecados.

Existen sitios de internet en los que la gente puede confesar sus pecados anónimamente y otros pueden leerlos.

En la ciudad de Colorado Springs, Estados Unidos, la gente confiesa sus pecados cuando van al centro comercial. Un grupo de frailes van al centro comercial en su atuendo tradicional color café para escuchar las confesiones de la gente. Así que la gente puede ir a comprar, tomarse un café, ir a confesar, todo en un mismo lugar, para después volver a casa absuelto y entretenido.

Este artículo también mencionaba que un gran grupo de iglesias luteranas en los Estados Unidos había votado a favor de que se volvieran a hacer confesiones privadas con un sacerdote.[i]

También descubrí unas maneras muy creativas de confesar pecados si a uno le da vergüenza hacerlo en persona. Por una modesta cifra, una compañía permite que sus clientes hagan confesiones por teléfono.

Otra compañía contrata personas para que vayan al confesionario en su lugar y si usted tiene que pedirle disculpas a alguien, ellos también pueden hacerlo por usted.

Francamente, nuestro mundo esta lleno de personas que luchan con su culpa – con la verdad que el pecado es muy real y no les gusta para nada.

Leí acerca de un hombre que fue al psiquiatra y le dijo: “Doctor, he estado haciendo muchas cosas malas y mi conciencia me molesta.”

El psiquiatra le preguntó: “¿Quiere usted algo para fortalecer su poder de voluntad?”

El hombre le dijo “No, lo que quiero es algo para debilitar la voz de mi conciencia.”

Me fije en un sitio de internet donde la gente podía escribir sus pecados de forma anónima esperando aliviar su conciencia. Cualquiera puede entrar allí y leer párrafos y párrafos de pecados cometidos por otros. Allí encuentra romances secretos, abortos secretos, planes secretos, enfermedades sexuales mantenidas en secreto, robos secretos, malos motivos detrás de ciertas relaciones y demás. El solo hecho de leer unos párrafos me rompió el corazón – no pude leer mas.

Todas esas personas dejaron ese sitio de Internet habiéndose desahogado y quizás con unas conciencias  un poco mas aliviadas… pero con sus pecado aún sin perdonar.

La verdadera confesión no se puede hacer por teléfono o por medio de Internet. No le podemos pagar a alguien para que lo haga en nuestro lugar. De hecho, la verdadera confesión jamás permanece como un secreto.

La verdadera confesión es admitirle nuestro pecado a Jesucristo. No hay que confesarle a un sacerdote aquí en la tierra, ya que Cristo es el nuestro sumo sacerdote, el único…

“…mediador entre Dios y los hombres…” (1 Timoteo 2:5)

El evitar al Señor es evitar la verdadera confesión, y el evitar la verdadera confesión es perder la oportunidad de ser perdonado, ya que Jesús es la fuente del verdadero perdón.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente en Efesios 1:7-8,

“en [Cristo] tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros…”

Si queremos ver una verdadera confesión… si queremos ver corazones expuestos, pecados admitidos y consecuencias aceptadas, quizás no pensemos en el libro de Jonás. Sin embargo, el pasaje que estamos a punto de estudiar nos muestra una descripción perfecta de todo eso.

El Sermón de Jonás –y los Resultados

Jonás comenzó a predicar la palabra de Dios en Nínive. En nuestro idioma, el sermón de Jonás constaba de solo ocho palabras.

En realidad, eso era lo que podríamos llamar “la idea principal” –el punto básico de su predicación. Lo encontramos en Jonás 3:4. Dice lo siguiente:

“De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.”

Ahora, podemos estar seguros que Jonás dedicó su tiempo a explicarle a las personas acerca del Dios vivo y verdadero, ya que en el siguiente versículo leemos que,

“los hombres de Nínive creyeron a Dios…”

Los Ninivitas tenían que saber algo acerca de este Dios de Israel para poder traspasar su fe de su dios Dagón, el dios pez, a Elohim, el Dios vivo y verdadero.[ii]

La población de Nínive creyó en Dios.

La palabra hebrea traducida como “creyeron” proviene de un verbo que significa “confirmar o apoyar”. El tiempo verbal nos indica que las personas consideraron que lo que Jonás decía era verdad.[iii]

Este era un mensaje extremadamente sencillo y la gente le creyó, no a Jonás, sino a Dios.

La fe verdadera nunca descansa en el mensajero, sino en el Dios del mensaje. Y Dios sacó a esta gente de las tinieblas a su luz admirable.

Charles Spurgeon, uno de los predicadores más importantes de la historia de Inglaterra, fue salvo a través de un mensaje muy simple. Cuando era joven entró a una iglesia para escuchar hablar a un pastor que le habían recomendado. Cuando él llegó a la iglesia, se enteró que ese pastor no había venido. En su lugar, uno de los hermanos de la congregación se puso de pie y caminó hacia el pulpito.

Spurgeon cuenta con lujo de detalle que: “Este hombre no era ministro de profesión – ni siquiera tenia una educación y a penas podía leer y escribir. Su predicación estaba basada en Isaías 45:22, que dice:

“Mirad a mí, y sed salvos…”

Como no tenia mucho por decir, se aferro a ese pasaje. El dijo: “Amigos, este versículo es muy simple y claro. Dice “Mirad”. Ahora, Mirar no involucra demasiado esfuerzo ni dolor. No significa levantar un pie o un dedo. Solo dice “mirad”. Bueno, un hombre no necesita ir a la universidad para aprender a mirar. Usted puede ser el necio más grande de la tierra y aun así, saber mirar. Hasta un niño puede hacerlo. Luego el texto dice “Mirad a Mi”. Muchos de ustedes se están mirando a si mismos, pero eso de nada sirve. No vamos a encontrar consuelo en nosotros mismos… mire a Cristo. El versículo dice “Mirad a mi.”

Una de las personas que escribió la biografía de Spurgeon comenta que después de unos diez minutos de esa predicación, ese hombre ya no tenia nada mas para decir. Y en ese momento notó a Spurgeon. Sin reconocerlo ni poder distinguir su rostro desde la distancia, el hombre que predicaba comenzó a gritar –señalando a Spurgeon: “Joven, usted se ve bastante miserable. Y siempre será miserable –miserable en la vida y en la muerte- si no obedece este versículo; pero si lo obedece ahora, en este momento, será salvo. Joven, Mire a Cristo. ¡Mírelo! ¡Mírelo! ¡Mírelo!

Ese fue el final del sermón. Pero la invitación de Dios, por medio de su palabra –entregada en ese simple mensaje- penetro el corazón de Spurgeon. Ese día, Charles Spurgeon miró a Cristo y fue salvo –su vida cambio para siempre.

Jonás invito a los Ninivitas, con un mensaje simple y directo, a mirar al Dios de Israel –y ellos lo hicieron y creyeron.

Ahora, la prueba de una verdadera confesión es el arrepentimiento. Arrepentimiento significa dar la vuelta e ir hacia el lado opuesto.

De hecho, en el Nuevo Testamento, la palabra para arrepentimiento es la palabra griega “metanoia”, que literalmente significa “cambio de mente.”[iv]

Entonces, Estos Ninivitas crueles, arrogantes e idolatras, cambiaron sus mentes y creyeron en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob

Pruebas de una confesión verdadera

Fíjese que, en los próximos versículos, tenemos dos pruebas de que esta confesión fue verdadera.

  1. Primero, la confesión de los Ninivitas cambio sus vidas de manera evidente.

Fíjese lo que dice Jonás 3:5-6,

“Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.”

Todas las personas, desde el rey hasta el hombre mas pobre, cambiaron su vestimenta por cilicio. El cilicio era una vestimenta áspera, dura, de un color oscuro, generalmente se usaba para hacer bolsas para guardar granos de trigo o cebada; y demás y estaba hecha con pelos de cabrito. Cuando se la utilizaba como vestido, demostraba humillación y lamento.[v]

Fíjese en el versículo 6 que el rey esta sentado en cenizas que es otra muestra de dolor y humildad.

El versículo 8 nos dice que la gente cubrió hasta los animales con cilicio. Esto no se debe a que ellos creían que los animales habían pecado y necesitaban perdón, sino que querían mostrar que todo lo que poseían expresaba la humildad, el dolor y la pena por su pecado.

Según el versículo 7, ellos ayunaron. Habían dejado de comer para dedicar su tiempo para orar a Dios, pidiéndole misericordia.

Quizás usted este pensando, “Bueno, esa es la única razón por la cual están haciendo todo esto. No quieren ser juzgados por Dios.”

Bueno, ¿Le parece algo malo que así sea?

Usted dirá: “Si alguien quiere seguir a Dios para no irse al infierno, ¿no esta siendo demasiado egoísta?”

Bueno, note lo que dice Juan 3:16,

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

En otras palabras, Dios lo ama y ha enviado a su Hijo para morir en su lugar, y si usted cree en El, no ira al infierno, sino al cielo.

De hecho, el contexto de Juan 3:16 es que Nicodemo, un inconverso, acude a Jesús de noche y le pregunta como puede entrar al reino de los cielos. Jesús no le dijo: “Eso es muy egoísta de tu parte.” No, Él le explicó como podía nacer de nuevo.

Los Ninivitas, por la gracia de Dios, han creído la palabra de Dios y depositaron su fe en Dios para salvación. Ahora ellos quieren salvarse del juicio inminente de Dios.

Fíjese que hay algo más que prueba que la confesión de este pueblo es genuina. Vemos que su conversión cambió radicalmente sus vidas y…

  1. Segundo, la confesión de los Ninivitas cambio su comportamiento público.

Fíjese lo que dice Jonás 3:7-8.

“[El Rey] hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.”

La primera prueba de la conversión de los Ninivitas es personal, pero esta segunda prueba es pública. Se trata de un cambio radical de su estilo de vida.

Fíjese que el rey ni siquiera se molesta en decirle al pueblo que son unos malvados. Él simplemente dice: “Cada uno de nosotros debe arrepentirse de su mal camino y de la violencia por la cual se nos conoce en todo el mundo,”

En otras palabras, “Arrepintámonos; cambiemos nuestra mente, nuestro corazón y nuestras vidas.”

¿Se imagina un rey proclamado esto?

Desde hace unos años atrás, se puede visitar en Londres las oficinas y el bunker subterráneo que usaron los oficiales de gobierno durante la segunda guerra mundial.

Desde allí, Winston Churchill y sus funcionarios monitoreaban el avance de su ejercito y soportaban los bombardeos de Hitler. Todo ha quedado intacto desde aquel entonces, ya que después de la guerra se cerraron las instalaciones y no se tocaron por unos 60 años. Los pizarrones aun tenían indicaciones con tiza; los mapas en las paredes aun tenían la ubicación de las tropas; hasta había caramelos junto a una maquina de escribir. Allí se pueden oír las conversaciones grabadas entre los presidentes Churchill y Roosevelt.

Durante ese tiempo tan oscuro de guerra, el rey de Inglaterra, al igual que el presidente de los Estados Unidos, llamaron a la población a orar. Ellos pidieron y proclamaron en más de una ocasión, un día nacional de oración. Pero nunca llamaron a un día nacional de arrepentimiento.

¿Alguna vez escuchó de un mandatario que haya proclamado un día nacional de arrepentimiento?

Una cosa es pedirle a todo el país que ore; de hecho eso es políticamente correcto en tiempos de crisis. Otra cosa muy distinta es pedir un día de arrepentimiento.

¿Entiende el significado de la proclamación del rey de Nínive? ¿Se da cuenta? Él no esta llamando al pueblo a orar; sino que esta llamándolo a la santidad personal; al arrepentimiento.

El rey esta diciendo: “Escuchen, no vamos a racionalizar nuestro pecado; no vamos a negar nuestra reputación como un pueblo violento. No vamos a poner excusas por nuestro pecado ni lo vamos a ocultar. Lo vamos a confesar y lo vamos a dejar.”

Permítame decirle algo; Yo no me entusiasmo cuando escucho a algún líder que le pide al pueblo que ore. Cuando pasa algo malo, desde el presidente hasta los periodistas se ponen a pedir oración. Eso hace que los incrédulos se sientan bien; que se sientan religiosos por unos días, al menos, y luego vuelven a vivir como siempre lo hicieron.

Sin embargo, ese no fue el caso en Nínive. Aquí vemos una confesión verdadera; un arrepentimiento genuino de los Ninivitas, reflejado en sus vidas – en su estilo de vida.

Note cuan abiertos y honestos vemos a los corazones de los Ninivitas en los versículos 9 y 10. Allí leemos que dicen:

“¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.”

Desde el punto de vista humano, parece como si Dios hubiera cambiado de parecer, pero desde el punto de vista divino, Dios simplemente está respondiendo al cambio del corazón de los Ninivitas hacia El.[vi]

Aplicación

Francamente, si hay algo que podemos aprender de esta maravillosa respuesta de los Ninivitas, es el estar abiertos y dispuestos a la obra de gracia de nuestro Dios. La misericordia y gracia de Dios puede llegar a los que uno menos se imagina.

Dudo que algún judío en Samaria o Jerusalén haya tenido a los Ninivitas en su lista de oración.

Los Ninivitas ni siquiera estaban cerca de estar en la lista de posibles creyentes.

A veces la gracia de Dios llega a lugares y de maneras que no nos imaginaríamos nunca. ¿Quién pensó que la gracia de Dios podía llegar a los Ninivitas?

Ahora, el punto es este –si los Ninivitas se pudieron arrepentir, nadie puede quedar afuera de su lista de oración; nadie es lo suficientemente violento, cruel, pecaminoso o idólatra para no poder ser redimido por Cristo.

Evan Roberts fue el predicador utilizado por Dios para traer un gran avivamiento a Gales, en el siglo 18. Todo comenzó con una pequeña reunión en la que él estaba predicando en su pueblo natal de Gales. Él maravilló a la joven audiencia con cuatro mandamientos bíblicos que cambiarían sus vidas como creyentes.

  1. Primero, confesar todos los pecados de los que uno sabe;
  2. Segundo, librarse de todo lo que pueda ser dudoso en su vida;
  3. Tercero, estar listo para obedecer al Espíritu Santo;
  4. Cuarto, confesar públicamente a Jesús.

Al final de la primera semana de predicaciones, 60 personas respondieron al llamado y tomaron el desafío de hacer esas cuatro actividades.

Ellos confesaron todos sus pecados, secretos y públicos.

Se liberaron de todo lo que era dudoso en sus vidas. En otras palabras, elevaron el estándar de Santidad lo máximo posible.

Comenzaron a vivir una vida de entrega absoluta a lo que Dios quisiera hacer con ellos. Uno solo puede imaginarse como esto debe haber cambiado la ética laboral; las relaciones y el carácter de estos jóvenes.

Finalmente, ellos le contaron a otros acerca de Cristo, invitándoles a aceptarlo también como su Salvador.

Al finalizar la segunda semana, Evan Roberts tenía un equipo de personas para evangelizar y organizar reuniones. En un año, 100 mil personas se convirtieron a Cristo en Gales.

Permítame leerle una descripción del avivamiento Galés.

Las personas confesaron sus pecados y buscaron ser guiados por el Espíritu Santo, confesando sus males y buscando restituir o reconciliarse con los que ofendieron (lo cual es una prueba más de un arrepentimiento genuino). Esto, inesperadamente creo severos problemas a los astilleros de la costa Galesa. Durante muchos años, los trabajadores habían robado herramientas y todo tipo de cosas – desde carretillas hasta martillos y otro tipo de herramientas.

Sin embargo, cuando estas personas buscaron estar bien con Dios, comenzaron a devolver las cosas que habían robado. Pronto los dueños quedaron abrumados por las enormes pilas de herramientas devueltas; de tal manera que tuvieron que poner carteles en los galpones que decían: “Si usted ha sido guiado por Dios a regresar lo que había robado, por favor sepa que la gerencia lo perdona y desea que se quede con la herramienta robada.”

¡Que cambio de corazón! ¡Que cambio de vida el de esta gente! Y el mundo no sabía como manejar la situación.

Cuando comenzamos a estudiar este capítulo en el libro de Jonás, mencioné que este tenía una descripción perfecta – la respuesta a como ver un avivamiento o reforma. La gran reforma que puede suceder en su vida comienza con un compromiso a predicar la palabra de Dios y sigue con el compromiso que hicieron estos hombres:

  1. Confesar todo pecado.
  2. Elevar el estándar de piedad.
  3. Estar alerta y obedecer a lo que Dios le pide que haga.
  4. Predicar a Cristo en público –en su grupo de influencia y amigos.

Ore por un avivamiento; esta década puede ser la última en tener un avivamiento antes que el Señor regrese.

Si nosotros nos apropiamos de un estilo de vida así, el resultado lo va a dar Dios.

A propósito, sabemos que Nínive experimentó varios años siguiendo a Dios. Este no fue un avivamiento de una semana mientras Jonás predicaba. No. Fue genuino. Tuvo raíz.

Lamentablemente, los descendientes de estas personas volverían a la idolatría, y unos cien años después que Jonás predico su sermón, Dios destruyó a Nínive con su juicio.

Sin embargo, esta generación creyó. Ellos confesaron de verdad- se arrepintieron y siguieron a Dios. Y algún día, en el cielo, vamos a conocer a estos Ninivitas que se convirtieron.

Me pareció muy interesante leer que los creyentes Asirios en la actualidad, atribuyen sus raíces a ese día en que la compasión de Dios llegó a Nínive enviando a Jonás a predicar el evangelio a sus ancestros.[vii]

Y a todo esto, asegurémonos de identificarnos con los Ninivitas. Ellos estaban perdidos en sus pecados, sin esperanza y con el juicio de Dios a la puerta. Pero ellos creyeron en Dios. Y eso cambio sus vidas de manera radical. Esto fue una evidencia de que la gracia de Dios fue derramada sobre ellos –de la misma manera que sucede con nosotros cuando creemos.

Y ahora que creemos, no dejamos de:

  • Seguir confesando nuestro pecado –no necesita ni un sacerdote ni un confesionario, puede hacerlo ante su Padre celestial en cualquier momento y en cualquier lugar.
  • Siga alejándose todo lo que sea dudoso en su mente y que interfiera en su relación con Cristo.
  • Siga obedeciendo al Espíritu Santo – esté dispuesto a ser utilizado.
  • Y comprométase a hacer publica su relación con Dios siempre que Él le de la oportunidad.

Ahora, la labor en Nínive no se ha acabado. Y, solo queda una sola persona que se está resistiendo a la voluntad de Dios.

¡Jonás!

Todos los demás han abierto sus corazones a Dios, pero Jonás, ha cerrado el suyo. Así que, en nuestro próximo estudio veremos cómo nuestro Dios, que usó las palabras de Jonás para obrar en el corazón de los ninivitas, va a comenzar a obrar en el corazón de Jonás también.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2008

© Copyright 2008 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Confession Makes a Comeback,” The Wall Street Journal (Sept. 21, 2007).

[ii] Warren W. Wiersbe, Be Amazed (Victor Books, 1996), p. 86.

[iii] William L. Banks, Jonah: The Reluctant Prophet (Moody Press, 1966), p. 85.

[iv] W. E. Vine, Expository Dictionary of Old and New Testament Words (Thomas Nelson, 1997), p. 952.

[v] Banks, p. 88.

[vi] Wiersbe, p. 88.

[vii] James Bruckner, The NIV Application Bible: Jonah (Zondervan, 2004).

Ongeza Maoni


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